martes, 18 de octubre de 2011

Y si tus amigos se tirasen por un puente...

...¿tú también te tirarías?
¿Cuántas veces habremos oído esto salir de la boca de nuestra Santa madre, haciendo que nuestro intento por que nos dejase ir a esa dichosa fiesta a la que iban a acudir todos nuestros amigos saliera por la culata? Obviamente la respuesta en el 99,9% de los casos a dicha pregunta fue siempre un NO. Nuestro siguiente personaje forma parte de ése 0,1 que habría contestado que sí...
Goyito Manzano, como le conocían en la escuela, gustaba de llevar pantalones pesqueros hasta que un día un compañero le mostró sus nuevas berdumas, instándole a que se comprase unas; a la media hora el joven Goyito lucía piernas a pesar de que Diciembre traía consigo la nieve.
Una mañana, en una partida de mus que tuvo lugar en la cafetería de la facultad de Psicología, su compañero de juergas le dijo que debería comprarse unas gafas de pega (pues Manzano es capaz de distinguir a simple vista una aguja en un pajar) porque estaban de moda y, además, se ligaba un montón. A los 15 minutos estaba eligiendo montura para susodichas.
Hace unos meses, Manzano coincidió con Luis Aragónes y Guardiola en un balnearia, y ellos le dijeron que debía usar el 4-3-3 a pesar de que no tuviese jugadores para ello, pues lo cool manda; dicho y hecho.
Todavía no sabemos cómo Gregorio Manzano sigue emperrado en utilizar un esquema que parece funcionar si cuentas en tu equipo con un trío Iniesta - Xavi - Busquets, más Cesc, Thiago, Keita... pero no con un centro del campo formado por Tiago, Mario y Gabi que lo más redondo que han visto en los últimos tiempos ha sido un plátano.
Con lo fácil que resultaría colocar a Gabi o a Assunção de pivote defensivo, ayudando a los centrales en las tareas defensivas y soltando el balón rápido; a Arda y Reyes en las bandas, paliando así la deficitaria posición del utrerano en este nuevo esquema que se las hace pasar más canutas que si le preguntas de sopetón la tabla del cuatro; a Diego de enganche y, por delante de él, a Falcao junto a un escudero (llámese Adrián, Pizzi o Salvio) que le permita esperar el balón en las inmediaciones del área, logrando, además, no dejarle en evidencia cada vez que inicia la guerra por su cuenta.
Pero bueno, ya sabemos que las modas, cuando golpean, golpean fuerte. Esperemos, al menos que ésta pase rápido...

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