domingo, 2 de octubre de 2011

Se abre el telón y...

... aparecen once gitanos jugando al fútbol. Se cierra el telón, ¿cómo se llama el equipo?
Efectivamente, estamos hablando del Sevilla Fútbol Club que hoy volvió a demostrar que el teatro, el cuento y la pantomima también tienen presencia (por desgracia) en el fútbol.
Empezó el encuentro con cinco minutos de retraso porque Undiano Mallenco revisó las espinilleras de todos los palanganas para evitar que se guardasen cúteres en las espinilleras. Tras este largo pero necesario contratiempo, comenzó el partido con un José Antonio Reyes que debió olvidar que ya no le paga el Sevilla, pues falló dos goles cantados en los diez primeros minutos. Por su parte, los de Marcelino tenían bien clarito que a las 18:00 comenzaba la función, por lo que Navas, Medel y compañía comenzaron su show habitual: que si piscinazo por aquí, que si amenaza por allá, que si saca tú de banda, no mejor saca tú que a mí me da la risa, va, que saque Javi Varas mejor... Lo triste es que el trencilla de turno permitió el mamoneo constante de los sureños.
Diego lo intentaba por parte de los locales, pero sus aperturas a banda terminaban con malos centros de un Sílvio y, sobre todo, un Filipe Luis que no estuvieron especialmente acertados.
Tras el descanso, salió el Atleti con su empanada local, pero Courtois demostró que si hasta ahora es indiscutible no es por enchufe, sino por méritos propios. Primero le sacó un disparo desde dentro del área a Navas, para terminar por convertirse unos minutos después en el héroe de la tarde al ganarle un mano a mano a Manu del Moral, que se había aprovechado de un regalo del hoy nefasto Mario Suárez; si en lugar del jienense la contra la hubiese protagonizado Negredo, seguramente estaríamos hablando de otro resultado.
Poco a poco los colchoneros se fueron estirando y empezaron a llegar a las inmediaciones de Varas. El primero en intentar batirlo fue Falcao, pero el Tigre la pegó a las nubes. De nuevo fue el colombiano el que volvió a probar al cancerbero sevillista, obligándole a sacar un pie milagroso cuanto el Calderón ya cantaba gol. Un minuto después, Reyes golpeó el esférico con toda la mala intención del Mundo, obligando de nuevo al genial guardameta a desviar el balón a córner.
Tras esto entró Negredo, quien pudo batir a Courtois en los minutos finales, pero Domínguez le derribó para evitar males mayores. Finalmente, Salvio mandó el balón lamiento el poste derecho de Varas.
Me daría asco y vergüenza ajena ser sevillista...

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