Pero remontémonos al partido, el cual tuvo un inicio fuerte de los bilbaínos hasta que Agüero dribló a dos rivales adentrándose en el área, la puso al punto de penalti, Simão la pinchó y Forlán fulminaba a Gorka. Como dirían en los programas de acción: no intenten repetirlo en casa, porque aunque parezca fácil sólo son capaces de hacerlo los cracks. Tras esto la grada impulsó al Athletic, que se hizo con el balón pero no llegaba con claridad a las inmediaciones de De Gea. La más peligrosa la tuvo Llorente, pero cuando el navarro se disponía a batir al rubio, Domínguez y Perea aparecieron de la nada para robarle el balón.
Tras el descanso los locales siguieron empujando pero se encontraron con una zaga explendorosa... quién la ha visto y quién la ve. Lo cierto es que en lo poco que ha jugado Godín ha demostrado que los 10 millones que abonaron los madrileños por su fichaje resultan hasta baratos. Y cuando más achuchaba el Athletic, Diego Costa propició una contra mortal que terminó en gol del recién ingresado al terreno de juego Tiago después de la parada de Gorka al disparo de Simão.
Parecía que el partido terminaba aquí, pero el Atleti fue una vez más fiel a su historia y permitió que Llorente rematase sólo un centro de De Marcos para poner el uno a dos en el luminoso. Pero éste no se movería más.
El Barça espera el domingo al líder, aunque Valdés esboza una sonrisa porque Agüero, en principio, no estará...

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