miércoles, 22 de septiembre de 2010

Duelo vibrante en Mestalla

Gran partido el que nos han brindado esta noche en Mestalla el Valencia y el Atlético de Madrid. El encuentro tuvo de todo: intensidad, ocasiones para ambos equipos, juego duro, emoción hasta el final...
Empezó el Valencia en plan dominante pero sin llegar con peligro a las inmediaciones de la portería defendida por De Gea; por su parte, el Atleti salía a la contra por mediación de Reyes, el cual volvió a llamar con fuerza a las puertas de la Selección en detrimento de Mata. La primera clara del partido la tuvo Diego Costa aprovechándose de un gran servicio del utrerano, pero el ex del Valladolid mandó el balón muy desviado. El gol llegaría en el minuto dieciocho cuando Forlán se aprovechaba de un mal córner botado por los locales, poniendo desde cuarenta metros un balón perfecto para Antonio López, el cual controló y centró con rosca al borde del área donde apareció Simão para batir con facilidad a César. En los libros de fútbol, cuando explicasen lo que es un contragolpe, deberían adjuntar un vídeo del gol del portugués. El Valencia lo siguió intentando pero se encontró con unos inmensos Perea y Godín que no dejaban enlazar cerca del área a los locales. Forlán la tuvo antes del descanso, pero una vez había driblado a César el balón se le fue por línea de fondo. Sufrían los de Émery, a los que el fin de los primeros cuarenta y cinco minutos les vino como agua de Mayo, aunque mención aparte merece David Albelda, que en todo momento se empleó con excesiva dureza con permiso del colegiado Iturralde González, quien obvió un claro pisotón intencionado del 6 valencianista cuando Reyes estaba en el suelo. Pero claro, el utrerano no vende portadas...
Tras el descanso Émery aleccionó bien a los suyos y salieron como motos en busca del gol del empate, pero seguían sin crear una ocasión clara de gol. Quien sí las tuvo fue Forlán, pero primero César y después Maduro impidieron el segundo de los rojiblancos. Soldado, que entró en la segunda parte, fue el primero en probar a De Gea con un disparo desde treinta metros, pero éste no llevaba peligro. El que sí llevaba peligro fue un cabezazo de Aduriz que obligó al rubio a tirar de reflejos para evitar la igualada, que llegaría minutos después en un nuevo cabezazo del ex bermellón. A partir de ahí el partido se volvió (más) loco, pero no quedaba tiempo para más.
El empate sabe a victoria a los ches y a derrota a los de Quique. Una cosa está clara, ambos son una buena alternativa...

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