domingo, 21 de noviembre de 2010

Adiós al maleficio donostiarra

Madre mía, ¡qué sufrimiento! El buen seguidor atlético deberá estar tomándose una tila (como poco) en estos instantes en los que un servidor está escribiendo esta crónica, pues el partido fue no apto para cardíacos.
Salió la Real a por todas con un Antoine Griezmann demostrando que le queda pequeña la camiseta txuri-urdin. Quique, conocedor de la velocidad del francés, pusó a Perea como lateral para que el colombiano frenase los arreones del 7 blanquiazul, pero en los primeros minutos el antídoto del técnico madrileño no funcionó. Prueba de ello es que en el minuto 11' el balón le llegó al canterano donostiarra, que se fue de Perea con suma facilidad para poner un balón raso al interior del área, mientras Ujfalusi y De Gea se quedaban admirando cómo Joseba Llorente hacía su cuarto gol en Liga. Sólo les faltó pedir palomitas, oiga.
Tras el gol, los locales pudieron anotar el segundo si el propio Llorente hubiera acertado a rematar un centro al área pequeña de Xabi Prieto en el que el meta rojiblanco decidió continuar con su idílico romance con el larguero. A partir de esta jugada el Atleti se fue estirando, pero la Real estaba muy bien replegada atrás. Además, tanto Agüero como Reyes intentaban hacer la guerra por su cuenta, lo que restaba peligro de gol para los de Quique. Forlán y Tiago lo intentaron con disparos lejanos antes del descanso, pero su esfuerzo no tuvo premio (paradón de Bravo al zapatazo del portugués incluído); aún así, las sensaciones para los visitantes eran buenas pues se atisbaba luz al final del tunel.
Tras el parón, el gol rondaba la portería del meta realista, y éste llegó en una jugada polémica en la que Tiago golpeó el balón con la mano en el área de De Gea ¿o fue el balón el que dio al portugués? y, mientras los locales perdían el tiempo protestando a Ayza Gámez, Reyes puso al Kun un balón perfecto de punta a punta, el astro argentino controló magistralmente, dribló a su defensor dentro del área y sirvió atrás para que Forlán pusiese el empate en el marcador. GOLAZO.
Tras el empate, los rojiblancos (que por fin volvieron a llevar medias rojas) se vinieron arriba y también reclamaron un posible penalti por una mano de Xabi Prieto al lanzamiento de una falta botada por Reyes. Pero tres minutos más tarde eso se convirtió en agua pasada, pues Ujfalusi se aprovechó de un buen pase de Diegol (¡el uruguayo ha vuelto!) para encontrar a Agüero dentro del área pequeña, el cual hizo justicia en el marcador poniendo a su equipo por delante, eso sí, en posición dudosa. Los de Martín Lasarte no se lo podían creer pues en apenas 10 minutos les habían dado la vuelta al marcador; pero lo que no sabía el técnico uruguayo era que el Kun se aprovecharía de una salida precipitada de Bravo para poner el tercero en el luminoso.
El partido estaba ya resuelto y lo lógico era que se llegase al minuto noventa sin sobresaltos, ¿no? ¡JA! Simão, en los instantes finales, decidió complicarse la vida en el borde del área propia y el ex atlético Diego Rivas se sacó de la manga un zurriagazo tras una genialidad de Xabi Prieto que devolvía la emoción al marcador (amén de los amagos de infarto en el seno colchonero). Fueron seis minutos de asedio donostiarra, pero a los de Quique les parecieron seis años. Finalmente el propio Simão se encargó de transformar un penalti clarísimo de Míkel Gonzáles sobre José Antonio Reyes (el primero que señalan a favor de los madrileños en lo que llevamos de temporada) para sellar la segunda victoria lejos del Vicente Calderón.
Como alguien dijo por ahí, si ganáramos fácil no seríamos el Atleti...

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