domingo, 19 de junio de 2011

Íñigo López, o la consecución de un sueño

A veces el fútbol, aunque no lo parezca, es justo. Ayer se consumó el ascenso a Primera División del Granada y un servidor se alegró como si fuera un granadino más. Y no porque tenga un especial cariño hacia ese equipo (ni mucho menos, pues aborrezco al mafioso de su presidente y a ciertos jugadores que en Santo Domingo demostraron que más que al fútbol se tenían que dedicar a hacer de Van Damme en las acciones peligrosas de sus películas, porque madre mía, menuda manera de tirarse) sino porque en sus filas juega ahora el mejor jugador de la historia de la Agrupación Deportiva de Alcorcón.
Íñigo López abandonó en Julio del año pasado la disciplina amarilla para unirse al equipo andaluz. A pesar de ser el jugador más querido y el héroe del ascenso tras su gol al Ontiyent en el minuto 93', decidió hacer las maletas rumbo a la capital del reino nazarí porque el Granada le hizo una oferta económica que no podía rechazar (recordemos que en estas categorías los ceros en las nóminas se encuentran a la izquierda) triplicándole el sueldo y poniéndole una casa. Además, el conjunto rojiblanco le ofrecía un proyecto muy atractivo para luchar por conseguir el ascenso a Primera.
Lamentablemente, un sector de la afición alfarera lo vio como un desagravio, pues durante el PlayOff por el ascenso a Segunda que enfrentó a ambos equipos y del que salieron victoriosos los andaluces, tomó a los granadinos como equipo non grato, llegando a unos límites de rivalidad que la del Atleti y el Madrid se queda en una mera disputa casera (lo triste es que esa rivalidad sólo la ven ellos...). Olvidaron, pues, todo lo que Íñigo había dado por el Alcorcón desde el primer momento en que se vistió de corto y probablemente le dedicaron uno de los sucesos más lamentables que hemos visto en Santo Domingo cuando al regresar a la que fue su casa fue silbado, insultado y abucheado en cada lance que el riojano protagonizaba. Además, el club realizó un gesto despreciable no permitiendo que le entregaran antes del comiendo del partido un trofeo que le acreditaba como el mejor jugador de la temporada 2009-2010 según los mismos aficionados que después mentaron a la madre del ex 18 amarillo. Pero bueno, mejor no nos desperdiguemos del tema.
Íñigo López siempre demostró ser un jugador de Primera, pero como en el fútbol no todo es ser bueno y sí tener un buen representante que te coloque bien (véase el caso de Juan Valera, Pato Sosa y tantos otros que hemos sufrido bien de cerca), le tocó labrarse un nombre en el mundo del balompié a base de esfuerzo, lucha y entrega. Mucha entrega. Si preguntan por Las Rozas, Atlético de Madrid B, San Sebastián de los Reyes, Alcorcón (donde sufrió una triada) y, ahora, Granada, les dirán que Iñigol es un ejemplo de esos tres adjetivos que le definen a la perfección.
Nadie le regaló nada y, por eso, este ascenso sabe mejor. Enhorabuena, Íñigo. Te lo mereces.

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