Pero es que si en la segunda parte el rival hace un penalti tonto para que te pongas por delante en el marcador, Diego Forlán, alias el alma errante del Calderón, se encarga de fallarlo (y lleva...) y aquí paz y después gloria. Además, puestos a facilitar las cosas, Joaquín puede recivir en la frontal, controlar y pegarla para poner el segundo en el luminoso... ¡De chiste!
Especial mención merece el meta visitante, Vicente Guaita, que dejó varias paradas para el recuerdo. Quizás no tenga tanto reconocimiento mediático como otros porteros de la capital, pero sin lugar a dudas se está haciendo un hueco en el mundo del fútbol a fuerza de trabajo, entrega y grandes intervenciones que mantienen al Valencia en zona Champions.
El Atleti sigue sin rumbo y Quique cada vez da más muestras de haber perdido el norte. Aunque no es el principal culpable (pues el verdadero golfo es Gil Marín) su marcha sólo podría traer consecuencias positivas, pues peor no pueden ir las cosas. Pero claro, ¿quién tiene narices para coger a la versión futbolística de la Santa Compaña?

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