El Madrid tiene portero; el Atleti, no.

Así de sencillo, cuando el Real Madrid necesitó las paradas de Íker Casillas, éste respondió con la fiabilidad de siempre. Mientras algunos periolistos pretenden empezar a buscar un sustituto en la selección para San Íker (el único con el que no se notaría su ausencia sería con Víctor Valdés), éste volvió a ponerse el traje de luces para demostrar quién sigue siendo el mejor del mundo y quién no le llega a la suela de los zapatos pese a que mucho entendido vende periódicos lo ve como su sucesor.
Cuando la ocasión requirió realmente de sus paradas, David de Gea demostró su gran calidad, sobre todo en el segundo tanto, obra de Özil, en el que no lo habrían parado ni cincuenta porteros (modo irónico off). Esperemos que esos millones que dicen ofrecen por él sean realidad y nos libremos de semejante personaje por el Vicente Calderón.
Pero no nos cebemos únicamente con el guardameta rojiblanco, pues realmente pocos locales dieron la talla en el día de hoy. El Atleti volvió a salir amilanado, sin actitud, como si supiesen que hiciesen lo que hiciesen la derrota estaba asegurada; la ambición brillaba por su ausencia. El Madrid, por su parte, fue más inteligente; aprovechó las dos que tuvo y se limitó a vivir de su portero.
Tendremos que esperar otro(s) año(s) para ver al Atleti doblegar a los blancos.


David de Gea haciendo lo que mejor sabe, cantar.